¿Qué atrae a los Indígenas Huicholes hacía el Océano Pacífico?

Waxiewe - Photograph ©Juan Negrín 1978

The Ocean is the Source of Life: Huichol accounts about Tatéi Haramara, Our Mother Sea

Aunque viven retirados a más de dos cientos kilómetros de la Costa de Nayarit, es un fenómeno vital muy concreto: Allí se pone el sol, Nuestro Padre, Tayau, o Nuestro Creador, Tahueviécame, metiéndose por uno de sus canales acuáticos/infra-terrestres, hasta que aparece de nuevo por el otro vertiente en el desierto sagrado del Oriente. Cuando aparecen los primeros rayos del sol, aparecen también las gotas de Nuestra Madre Rocío Alma, Tatéi Jautsi Cupuri que proviene del Mar. Así Nuestra Madre el Mar, Tatéi Jaramara es la fuente primordial de toda el agua, sus olas son transportadas por Nuestro Hermano Mayor el Viento y se convierten en las nubes. El símbolo de la lluvia y de las nubes es la serpiente, o el camino que toman Nuestras Madres de la Lluvia para llegar a diferentes lugares de su geografía sagrada. Para el huichol, de no ser por el Mar, no viajarían las nubes sobre sus tierras entre los cuatro puntos cardinales y no habría lluvia. Allí originan las serpientes aladas que se convierten en Nuestras Madres de la Lluvia. Por otro lado, cuando llueve demás se pierde parte de la tierra. Todos los arroyos se juntan para vaciar sus aguas de nuevo en el Mar. Ella representa el poniente, el regreso a la oscuridad embriónica y el viaje al mundo de los muertos, donde se pierden algunos espíritus mientras muchos dejan el inframundo, siendo liberados a un mundo celestial y sirviendo como ejemplo para sus descendientes.
 
Por eso muchos huicholes organizan peregrinaciones al mar, para darle gracias por la fertilidad y hasta para buscar tierra en el borde del mar con virtudes para fertilizar el campo de la sierra. Aquí está la encarnación de Nuestras Madres, Tateteima, que incluyen a Nuestra Madre Joven Águila en Persona, Tatéi Huerica Huimari. Esta última, simbolizada como águila bicéfala, vigila la puesta  de Nuestro Padre el Sol en el occidente y su ascenso en el oriente. Alcanzan ciertos lugares de la costa de Nayarit donde se puede distinguir Nuestra Madre que-escapa-Como-Vapor-Blanco, Tatéi Guaxiehue, un picacho en el mar que simboliza el lugar donde Nuestra Madre La Tierra Retoñante, Tatéi Yurianaca, regresa a la orilla del mundo presente después de la inundación para volver a permanecer con Nuestra Madre el Mar. 
 

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