Obra escrita en inglés por Carl Lumholtz, M.A. y traducida al castellano por Balbino Dávalos  Edición Ilustrada Cinco años de exploración entre las tribus de la sierra madre occidental, en la tierra caliente de Tepic y Jalisco, y entre Los Tarascos de Michoacán.

Cinco años de exploración entre las tribus de la sierra madre occidental, en la tierra caliente de Tepic y Jalisco, y entre Los Tarascos de Michoacán.

Los huicholes llevan muchos siglos viviendo en los estados de Nayarit y Jalisco del centro occidental de México donde están asentados ahora. Según el arqueólogo, Dr. Phil Weigand, ellos y sus vecinos lingüísticos, los coras, ya habían establecido sus raíces en esta zona cuando empieza la temporada clásica mesoamericana (200 a 700 de nuestra era). La rama corachol de estos idiomas de la familia uto-azteca lleva a lingüistas como Valiñas, citado por Weigand a considerar la relativa antigüedad de este grupo de idiomas en esta zona. “Esta rama del uto-azteca está mucho más emparentada con las ramas del tarachitán y del tepimán habladas en el norte y el oeste que con los idiomas nahuas hablados más al este y al sur.”
The Huichol were distinguished as xurute, according to a geographical map published in 1579, in the Atlas Theatrum Orbis Terrarum (reproduced in various sources: Rojas, Neurath). The term vizurita is used by Father Tello, in his Crónica Miscelánea, written in 1652. The first reference to the huicholes as guisoles appears in a briefing to the bishop Ruiz Colmenares (between 1640 and 1650). Father Antonio Arias y Saavedra used the terms xamucas and huitzolmes in his chronicle (1673), the first ethnological work on the Indians of this area of the Sierra Madre, according to historian Gutiérrez Contreras.
El gobierno ha tenido grandes dificultades para ‘civilizar’ a los huicholes e integrarlos como un grupo productivo de mano de obra dependiente en la sierra. Después de la independencia de España, las leyes de la Reforma, bajo Benito Juárez, en los años 1850, restringieron el poder de la Iglesia, pero dejaron de reconocer las tierras comunales indígenas y éstas fueron asaltadas de nuevo por sus vecinos mestizos. Algunos huicholes y muchos de sus vecinos coras se unieron a las fuerzas de los invasores franceses, bajo Manuel Lozada, hasta que fueron detenidos en Guadalajara, Jalisco, en 1873. Como repercusión, cuando los primeros etnógrafos seculares estaban poniéndose en contacto con los huicholes, a fines del siglo diecinueve y principios del veinte, estos indígenas estaban en el curso de perder grandes extensiones de sus tierras que habían sido saqueadas.
México puede hacer alarde de su respeto hacia las culturas indígenas por el simple hecho de que subsista en el Norte de Jalisco la vigorosa cultura de las tres tribus huicholas (Wixaritari) medulares (Tuapurie, Wautia y Tatei kie).
Juan Negrín was a top student at Yale in the late 1960s, but just before graduation he abandoned his studies to come to the Bay Area where a cultural revolution was in full swing. Negrín’s background is unusual. His grandfather was the Spanish President driven from power by Franco’s forces in 1939. His father married an American woman and Negrín was born in Mexico City. With an inherited bent for political action, Negrín was soon a participant in the Viet Nam protests in Berkeley and the volatile atmosphere of the 1960s. By 1970 Negrín had become discouraged by the spreading violence and drug use that had progressively altered the culture of protest. In a few short years, it had declined, as he put it, into “a sorry, directionless theater.”
El huichol, llamado wixárika en su idioma, o huicholes, llamados wixaritari, han sido reconocidos por mantener una de las culturas nativas mexicanas más renuentes a las influencias forasteras. A diferencia de otros indígenas, no han permitido que los curas católicos digan la misa en las tres comunidades nucleares de la Sierra Huichol, a excepción del sábado de gloria en la comunidad de San Andrés Cohamiata.
Los huicholes hablan de su religión en español diciendo que siguen "el" costumbre, o sea que se abren un camino para seguir una tradición propia, yeiyari. Esta palabra deriva del verbo 'yeiya', ir, caminar, recorrer, y de la palabra 'iyari', el corazón que va agarrando forma y refleja toda clase de memorias al rastrear un camino marcado por las huellas de nuestros antepasados colectivos.
Nierika es un punto focal donde nuestros antepasados concentran sus energías para revelarse e instruir al devoto. Un nierika primordial es la trampa de lazos, winiyeri, en la que el venado se sacrificaba al cazador disciplinado que lo tendía por su vereda entre unos árboles, cuando era más abundante.