Nathaniel Janowitz
| Noviembre 2021
TEOTIHUACÁN, México - El 18 de diciembre, la Ciudad de México y el vecino Estado de México entraron en una cuarentena por coronavirus de varias semanas de duración por primera vez desde la primavera. La noche siguiente me encontraba en un saco de dormir, rodeado de gente vomitando, en un pequeño parque cerca de las famosas pirámides de Teotihuacán en las afueras de la capital, mientras decenas de personas consumían el cactus psicodélico peyote en una ceremonia clandestina.
Los asistentes a la ceremonia llegaron junto con un mara'akame, o chamán, perteneciente al pueblo indígena huichol, o wixárika en su idioma. Los huicholes, que viven principalmente en las montañas occidentales de la Sierra Madre del centro de México, son uno de los principales guardianes de la cultura tradicional del peyote.