Yauxali

Portrait of Yauxali - Photograph ©Juan Negrín 1978 - 2024

Yauxali Pablo Taizán de la Cruz (1936 - 2016)

Pablo Taizán de la Cruz es también conocido por su nombre wixárika, Yauxali, que significa “El traje del Padre (el Sol)”. Nació hacia 1936 en una ranchería llamada Taimarita de la comunidad de Tuapurie, aunque cuando era todavía muy joven su familia se cambió al sur de la zona wixárika a la comunidad anexa de Tuxpan de Bolaños o Kuruxi Manuká. A diferencia de otros artistas perfilados en nuestro acervo, Yauxali, fue reconocido primero como un cantador de las secas y guía de peregrinaciones en esta comunidad, donde estableció un rancho tradicional en Mesa del Tirador después de unos veinte años de peregrinaciones y disciplinas sin interrupción, al lado de su hermano Francisco, o Mats+wa, ‘Pulsera’, como cantador de las aguas.

En 1975, durante una peregrinación en la que Yauxali era guía de Negrín a la cueva de Tuamuxawi, el primer cultivador, Negrín quedó impresionado por una hermosa cabeza de venado labrada en madera. Yauxali le dijo que la había dejado como ofrenda en otra ocasión, porque se había desmayado cuando cultivaba su coamil y se le reveló la cabeza del venado. Acto seguido le habló Tuamuxawi instándole a reproducir la visión y llevársela a su cueva. A lo largo de su vida se sometía a las disciplinas rituales y, hacia finales de la década de 1970 comenzó la elaboración, junto con su hermano Matsiwa (Francisco), de una colección de esculturas que representan copias, en algunos casos, de piedras de cantera erectas, memuute, y sus equivalentes circulares o altares, tepárite.

Empezó a hacer cuadros con estambre de lana en 1978 como parte de un esfuerzo para explicar la función de Nuestros Antepasados y su iconografía en la historia wixárika. Su producción fue esporádica y sus explicaciones complicadas por el lenguaje esotérico que las acompañaba. Su arte contiene el mismo fervor místico y energía religiosa que evocan ciertas piezas de Guadalupe González, como si un magnetismo escondido guiara sus manos y el artista se dejara volver un intermediario apasionado de los mensajes de Nuestros Antepasados. Pasó las últimas décadas de su vida siguiendo su tradición en un rancho de Nayarit, acompañado por su esposa Xitaima Lucía Lemus de la Cruz y su familia extendida.

Al artista José Benítez Sánchez y a Juan Negrín, así como a discípulos de su propia familia, nos llevó cinco veces a Wirikuta, el desierto oriental ‘donde se pintan las caras’, con los rostros de Nuestros Antepasados cuando se come el peyote. Caminamos siete días en la Sierra y siete días en el desierto, en diferentes ocasiones, a lugares sagrados de las tres comunidades wixáritari centrales, a la laguna del sur, Xapawiyemetá, y a Nuestra Madre el Mar, Haramaratsié.

Como pudo apreciar que Negrín se sometía a las disciplinas rituales, fue elaborando con su hermano una colección de esculturas con la idea de que estas no se comercializaran. No se han vendido hasta la fecha, aunque se subsidió su primera creación con fondos de Cultural Survival y Friends of Huichol Culture, ambas organizaciones no lucrativas de Estados Unidos, y luego con fondos personales de Juan Negrín. Representan copias en algunos casos de piedras de cantera erectas, memu’ute, y sus equivalentes circulares o altares, tepárite, que ya no se encuentran en sus lugares de culto porque han sido a menudo saqueadas. Un par de estas esculturas, representando a Tatéi Niwetsika, Nuestra Madre Maíz, están expuestas de modo permanente en una sala de la Universidad de Radford, Virginia, donde fue donada por la Kolla-Landwehr Foundation, en 1996, junto con la jícara, la flecha y otra ofrendas (nierikate) ceremoniales correspondientes. 

Yauxali también empezó a hacer cuadros con estambre de lana en 1978 como parte de un esfuerzo para explicar la función de Nuestros Antepasados y su iconografía en la historia wixárika. Su producción fue esporádica y sus explicaciones complicadas por el lenguaje esotérico que las acompañaba. Su mejor arte contiene el mismo fervor místico y energía religiosa que evocan ciertas piezas de Guadalupe González, como si un magnetismo escondido guiara sus manos y el artista se dejara volver un intermediario apasionado de los mensajes de Nuestros Antepasados.

Los mejores cuadros de Yauxali están hechos para gente iniciada a la cultura wixárika, pero su belleza arquetípica vence barreras culturales con su atracción universal. Durante las últimas décadas de su vida, siguió su tradición en un rancho de Nayarit, donde vivió con parte de su familia extendida y su esposa, Xitaima Lucía Lemus De la Cruz, quien también fue artista y curandera. 

Texto y Fotografías ©Juan Negrín 2002 – 2024 Derechos Reservados.  

  • Portrait of Yauxali - Photograph ©Juan Negrín 1978 - 2018
    Portrait of Yauxali - Photograph ©Juan Negrín 1978 - 2018